¿Qué pensaría usted estimado lector si le dijeran que no todas las bendiciones son buenas? Aunque suene difícil del creer, no todas las bendiciones que llegan a la vida humana se traducen en beneficios a largo plazo. La razón por la que no todas las bendiciones son buenas se debe a que no todas las bendiciones provienen de Dios. El ser humano suele apelar a sus propios medios para obtener el beneficios para su vida, pero no siempre las cosas salen como se quieren.
Miremos el ejemplo de Jacob, quien tuvo la oportunidad de probar los dos tipos de bendiciones posibles, la bendición humana y la bendición de Dios. En el primer caso, las cosas no le salieron muy bien a Jacob, en especial porque no recurrió a los métodos más honestos para obtener la bendición. Para ser bendecido, Jacob no confió en Dios, se aprovechó de un momento de debilidad de su hermano y creo alianzas con su madre para engañar a su padre. El resultado de esta bendición obtenida ilegalmente fue desastroso para la vida de Jacob. Debido a esto su familia se dividió y su hermano Esau trató de matarlo durante años.
Por esta razón Jacob decide probar la bendición de Dios. Luego del gran esfuerzo que implicó obtener esta segunda bendición, incluyendo una pelea con un ángel, las cosas se arreglaron en la vida de Jacob, comprendiendo que se debía sujetar al plan del Señor. Así como Jacob, todos los creyentes debemos comprender que solo sujetos al plan de Dios, podemos tener una verdadera bendición del señor. Hay que superar el temor a creer en el Señor y evitar pensar que solo con nuestras fuerzas humanas es suficiente, porque eso nos puede llevar al fracaso.